Aunque algunos estéis de vacaciones es probable que no todo sea un camino de rosas estos días. Tal vez estéis pasando unos días con la familia, con mucho jaleo de fiestas, comidas que se alargan más de lo normal, una tropa de niños revolucionados por la falta de horarios que suelen tener en la época estival,…o quizás no hayas logrado desconectar del trabajo y de los quehaceres habituales de todo el año. Otros, en cambio, no disponen de vacaciones en verano o puede que sean precisamente las vacaciones de los demás lo que les esté generando estrés por tener un trabajo dedicado al ocio o los servicios.
En el peor de los casos, tu estrés puede ser debido al hecho de no tener trabajo o estar pasando una situación personal complicada. Sea cuál sea tu caso, te propongo un método sencillo y fácil de utilizar en cualquier situación que te permita un cierto control de tu nivel de ansiedad o estrés y logres un mejor desempeño en tu vida diaria.
Un método sencillo y básico para lograr bienestar en nuestra vida diaria es el control de nuestra respiración. El motivo de su importancia está en que en situaciones estresantes la respiración tiende a hacerse rápida y superficial, lo que desemboca en una inadecuada oxigenación del organismo. A su vez, una sangre mal oxigenada va a contribuir a aumentar los estados de fatiga, depresión y ansiedad. Cuando respiramos, el aire que llega a los pulmones nutrirá de oxígeno nuestra sangre y las sustancias de desecho que ésta contiene pasarán al aire que luego expiraremos y, que de no ser expulsadas, intoxicarán lentamente nuestro organismo. Un nivel alto de oxígeno en sangre nos proporcionará un mejor funcionamiento de los tejidos, menor trabajo cardiaco, menor fatiga muscular y fomentará una recuperación más rápida de los músculos.
Te propongo una forma sencilla y rápida para mejorar tu respiración. Las primeras ocasiones que practiques el control de tu respiración procúrate un ambiente adecuado y llévala a cabo siguiendo estas sencillas instrucciones:
- Busca un lugar tranquilo, poco iluminado, sin distractores y silencioso.
- Encuentra una postura que te resulte cómoda: sentado, tumbado...
- Toma aire lentamente de modo que tus pulmones se llenen completamente. Puedes asegurarte de que esto ocurre situando una mano encima del vientre y otra encima de tu estómago. Asegúrate que al respirar sea la mano que tienes situada más abajo la primera en moverse y a continuación la otra, y que por último notes que tu pecho se hincha.
- Luego expulsa el aire lentamente por la boca asegurándote de que vacías por completo tus pulmones.
- Practica este ejercicio durante unos 5 minutos, descansa y repítelo otra vez. Repite la secuencia varias veces al día.
Una vez que domines el ejercicio ya puedes extender su uso a cualquier situación o lugar en que te encuentres y enseguida notarás sus beneficios, sin olvidar realizarlo varias veces al día, al menos tres, para que logres automatizar la forma correcta de respirar. Recuerda que los ejercicios de relajación consisten en el desarrollo de la habilidad de relajarse y que, como cualquier habilidad, requieren práctica y entrenamiento, de ahí la importancia de ser constantes y no esperar resultados "mágicos".